Diálogo con alguna parte de mí. ¿Quién aparecerá? De momento nada, nadie, solo silencio.
He estado estos días en la montaña, en territorio de brujas, de mujeres sabias y poderosas.
Te convoco. Te llamo. ¿Puedes venir? ¿Puedes mostrarte?
B – Aquí estoy
I – ¿Cómo eres? ¿tienes algún mensaje para mí?
B – jajajaj, ¡cuánta impaciencia!
I – No te veo, solo te intuyo. Nombrarte como bruja, así genérico, me remite a cierta oscuridad, a algo oculto, velado. No sé si por las historias que nos han contado …
B – Estoy aquí
I – ¿Tienes otro nombre? ¿Tienes nombre propio?
B- Me fue dado un nombre, me fueron dados muchos nombres, “La alada”, “La que camina por los bosques”, “La que ve”, “Ella”, “Mujer medicina”, ¿cuál prefieres?
I – Me gustan todos, me gusta que tengas muchos nombres y seguro que tienes más, ¡claro! Hoy te llamaré La alada
B- Buena elección, así que hoy seré La alada para ti
I – ¿Tienes algo de pájaro, de ángel, de …?
B – Gorrión o buitre, ¡qué más da! Dame cielo, dame tierra, dame luz y también tinieblas. Lo más alto y lo más bajo.
I – Sigo sin verte con claridad, me siento un poco naif, ignorante, con necesidad de verte, tocarte, delimitarte y creo que no eres una pieza que encaja fácilmente en mi mundo palpable.
B – Me puedo presentar ante ti con forma de mujer, aquí delante de ti, mírame, con ropajes antiguos, con larga cabellera, con sonrisa benévola, mírame, te estoy viendo. O desaparecer.
Recuerda que tengo muchos nombres, que la luz y la oscuridad viven en mí y que mi apariencia puede ser cambiante,
…. Y ¡que formo parte de ti!
¡Jajajaja!
foto Diàlegs de @ayzamontse