Hace unos días, en mi sentada matutina, no sé si antes, durante o después, recordaba lo que los practicantes budistas llaman toma de refugio a las tres Joyas. Las tres Joyas son el Buda, el Dharma (la enseñanza) y la Sangha (la comunidad de practicantes). Traducido a mi lenguaje y entendimiento, y desde un profundo respeto, lo podía ver como esa grandeza que toda persona somos, nuestra naturaleza básica amorosa y luminosa, a la que podemos acceder aunque sea por instantes cuando nos aquietamos, cuando algo en mi se silencia; desarrollar la confianza en esa cualidad y la capacidad de cultivarla, tomándome mis momentos de recogimiento y de conexión íntima; y la conciencia de lo que nos une con todas las personas cercanas o desconocidas, que de un modo u otro, hacemos camino al andar, un camino hacia el despertar.
Y después de esta reflexión me voy al mercado y luego … a bailar!