«A finales de junio el cielo se vino abajo. Como sucede en ciertos veranos. Entonces se oye cómo la hierba crece y susurra por entre la omnipresente humedad, cómo la hiedra escala los muros, cómo el micelio se abre paso bajo la tierra. Después de la lluvia, cuando por un momento el sol se deja ver entre las nubes, todo adquiere tal profundidad que podríamos llorar»
fragmento del libro «Sobre los huesos de los muertos» de Olga Tokarczuk